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La aventura equinoccial de Lope de Aguirre

Título: La aventura equinoccial de Lope de Aguirre

Autor: Ramón J. Sender 

Reseña hecha por: Alicia Ortego   @Alisetter

Tremenda. Esta fue la palabra que vino a mi cabeza en cuanto terminé La Aventura Equinoccial de Lope de Aguirre. Pensaba en la Historia con mayúscula que el gran Ramón J. Sender elaboró, con, claro está, una gran documentación detrás.lope de aguirre

Nos trasladamos a los años de conquistas, y sobre todo rapiña y asesinatos que los españoles cometieron en su avance por el continente americano, varios siglos después de su primer desembarco. Ya se había conquistado el Perú, y de hecho andaban las cosas muy revueltas por allí… Lope de Aguirre había participado en aquella primera conquista y ahora buscaba un lugar propio en otro punto del continente, pero siempre pensando en volver al Perú y reclamar lo que creía le correspondía. Gloria y honor.

Lope de Aguirre se va dibujando poco a poco, en un relato plagado de magníficas descripciones de la selva y de las vivencias de aquellos hombres que iban buscando el sueño del oro.

Me resisto a creer que sólo eso les impulsaba, y de hecho son frecuentes las llamadas a pensar que no, que había mucho más. La sensación de “trabajar” para el Imperio, de alcanzar la Gloria, el Poder, un Nombre en la historia. Pero… muchos de aquéllos soldados ¿realmente creían que iban a alcanzar el Poder? ¿o sencillamente escapaban de un mundo deprimido, de una existencia rutinaria y además pobre, realmente pobre, en los campos manchegos, extremeños, e incluso las montañas de las Vascongadas?

Algunos o muchos también escapaban de las condenas que sobrevolaban sus cabezas por las fechorías cometidas en su tierra. Y aquí podían explayarse a gusto matando y violando, mientras soñaban con llegar a ser hacendados una vez alcanzasen la meta. También se jugaban la vida, pero quizá era porque no valía nada… Una meta, la de El Dorado, muy incierta. Pero meta al fin y al cabo.

Los relatos de los viajeros que antes que ellos habían surcado los ríos y afluentes del gran Amazonas, eran su principal base para alimentar el sueño. Eran pocos pero la voz se había corrido.

Tierras en las que las mujeres ejercían el poder a todos los niveles y en especial el sexual: las Amazonas… Reyes que se hacían cubrir de polvo de oro para homenajear a sus dioses…

Con todo, no era un camino fácil ni mucho menos. Había que tener mucho arrojo para aguantar aquello, esas condiciones, y encajar mentalmente lo desconocido de verdad, de una manera constante, sin pausa: la selva nocturna que se llena del ruido ensordecedor de la Naturaleza. Ruido misterioso y amenazante. Con sus mosquitos, cocodrilos, pirañas capaces de dejar un cuerpo en los huesos en tan sólo unos minutos… incluso tigres (así los llama Ramón J. Sender… ¿hubo / hay tigres en las selvas amazónicas?).

Un hambre implacable para todos los hombres que no están adaptados al medio, y que además significan una superpoblación repentina que dicho medio no puede aguantar.

El hambre se llevó muchas vidas, más que las que pudieron cercenar los guerreros indígenas… Pero quizá no tantas como las que se llevaron sus propios ajusticiamientos. Entre ellos y con ayuda de los esclavos negros (ya existía la trata de esclavos africanos), se aplicaba una Ley en parte traída del origen y en parte improvisada en el camino, como tantas otras cosas.

A veces iban Lope de Aguirre y su hija al barrio de los caribes y todos los indios salían a mirar a la niña en éxtasis. Entonces ella tenía miedo y pedía a su padre volver a casa. A su choza. Los negros llamaban a aquellas chozas ajupas, quizá por tradición de sus poblados de África.

Iban allí los indios desnudos, como la mayor parte en las orillas del Amazonas, y sin duda, era ésa la única manera de vivir en un país tan caluroso. Lo único que llevaban sobre su piel era algún collar de dientes de mono o de hombre, y los más viejos, algunas cabezas humanas reducidas al tamaño del puño y colgadas de la cintura por los cabellos.

Había personas en la expedición que les encontraban a aquellas cabezas parecidos con la cabeza natural de Lope, en la que creían ver la misma sequedad y la misma expresión hermética. También sus facciones parecían reducidas y comprimidas por extrañas presiones exteriores. Nadie le decía eso a nadie, aunque todos lo pensaban.

Lope de Aguirre se va dibujando y va emergiendo como un hombre implacable que poco a poco se distingue por la facilidad con la que ejecuta a los que cree pueden traicionarle en algún sentido, en el que sea. A la más mínima duda ante su liderazgo, que también emerge de manera lenta pero segura en los calores de la selva, encarga a los esclavos -de los que primero se hizo amigo- un estrangulamiento, una ejecución. Una detrás de otra. Tremendo. Ni siquiera su hija Elvira se salva.

Y todo esto mientras llega un momento en que decide renegar del propio Rey, y se reclama a sí mismo como caudillo.

También su final llega, cómo no.

Literatura de la buena, señores.

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Título : Patrick Leigh Fermor Autora: Artemis Cooper Reseña hecha por : Iván Marcos  @ivanmarcos …

5 comentarios

  1. Un grande Ramón J.Sender, todos los libros suyos que he leído me han fascinado.

  2. Tiene buena pinta el libro… tenía pendiente leer algo de Lope de Aguirre, era de esas figuras de las que te anotas algo tras los viajes para ampliar información pero luego, no lo haces, no hay tiempo para tantos intereses. Pero ahora ya tengo el libro para ello, gracias por la reseña, además como clásico que acabo de consultar que está en la biblioteca pública de mi localidad.

    Por cierto a tu duda de «incluso tigres (así los llama Ramón J. Sender… ¿hubo / hay tigres en las selvas amazónicas?)», es una cuestión que puedo aclararte. No hubo, ni hay tigres, en Sudamérica… no el tigre que tienes en la cabeza (el asiático)… lo que sí hay son varias especies de felinos lo que pasa es que los nombres comunes migran y se dan a cosas distintas. Algunos de los pequeños felinos americanos tipo ocelote, se les da el nombre de tigrillos e incluso en España a los linces se les ha llamado historicamente tigres. Hasta hace unos siglos en la Península Iberica los dos linces que hubo (boreal e ibérico) ocupaban el territorio y las gente se refería a ellos como tigres o tigrillos (en las actas historicas de ayuntamientos y demás aparecen hay quienes han investigado sobre ello)… no eran tigres en realidad sino linces pero la gente popular los denominaba tigres o tigrillos. Lo mismo pasó en Sudamérica que fue colonizada con nuestras expresiones. Las migraciones de términos y nombres de España a América no acaban ahí… ocurre tambien con el termino selva, en realidad nosotros tenemos «selbas» (sí con b) en España, son lugares de vegetación muy húmeda, exhuberantes y gran crecimiento de los árboles del Pirineo, aún hoy tienes dos muy conocidas en la toponimia en Aragón y Navarra la Selva de Oza y la Selva de Irati. Probablemente, cuando los conquistarores tuvieron que definir aquellos bosques tan exuberantes que encontraban su palabra de referencia para aquello, en el contexto ibérico, eran las selbas y así se quedaron.

    César

  3. No solo tigrillos. También jaguares, que son felinos de tamaño bastante respetable y cuya piel jaspeado pudo impresionar a Lope como los tigres que pudo ver en alguna litografía o cuya descripción pudo escuchar.
    Comparto el entusiasmo de Alicia y tras leer el libro, ya hace varios años atrás, quedé con la sensación de que era algo notable.
    Lope de Aguirre lleva al extremo las aventuras de la Conquista en América y la muerte administrada entre nativos y compañeros de aventuras, con la que los conquistadores disputaron sus cuotas de poder, se transforma en algo compulsivo, en una orgía de sangre que fue llevada hasta donde ningún otro conquistador llegó: la rebelión ante Felipe II. La cruz, transportada hasta las nuevas tierras para la gloria del soberano, justifica la espada. Pero en Lope la espada se levanta contra el mismo rey, responsable de la desventuras y miserias que otros acometen para su grandeza.

  4. Filip Vermeulen

    Si quiere saber más sobre el soldado vascongado y veterano de las guerras civiles del Perú que protagoniza esta novela histórica de Ramón J. Sender, vea:

    «Noticias de Aguirre» (blog) http://noticiasdeaguirre.blogspot.com.es/

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